Sunday, August 19, 2007

Espada de Gedeon VIII

-Mira esos disparos, están todos agrupados. El tirador sabía lo que hacía, era alguien entrenado. Rafagas cortas, y precisas. ¿Tal vez algún militar?
-¿Lo dices por la munición perforante? -A Smith le encantaban las teorías conspiraticias. Había visto demasiadas películas de espías, y cada caso que les asignaban era automáticamente convertido en una de esas pelis por su desbordante imaginación. Le extrañaba que hubiera conseguido ascender hasta inspector de Scotland Yard con la cabeza tan llena de pajaros.
-Fijate - Continuó Smith - No todas las balas son perforantes... Está claro que aquí ha habido un tiroteo.... pero las de nuestro tirador profesional no son todas iguales, yo creo que llevaba en el cargador una mezcla de balas blandas y perforantes. No todas las armas son capaces de disparar esa mezcla sin encasquillarse. Deberíamos buscar a un militar tal vez con una Glock.

Por mucho que le jodiese a Lawrence, tenía que reconocer que a pesar de su cabeza llena de pajaros y de pelis, Smith era una jodida eminencia en armas. Las conocía todas, y sabía las características de sus disparos de memoria. Pero esta vez, había algo que no le acababa de convencer. Mientras paseaba por los restos de lo que antes era un estudio de pintura, el inspector Lawrence abrió la puerta de lo que supuso un almacen. Allí, entre cajas de carton, lienzos manchados y un gran charco de sangre, encontró a una persona atada a una silla, con los intestinos fuera de su cuerpo.

- No estamos buscando a un militar, Smith.... Estamos buscando a un sádico.

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